A los 64 años, Alma Delfina finalmente ha decidido romper el silencio sobre su vida y carrera, revelando detalles que muchos sospechaban pero que nunca habían sido confirmados. Conocida por su icónico papel de Babi en el programa juvenil “Cachun Cachun Ra Ra Ra”, Alma se convirtió en el rostro de la juventud en México durante los años 80. Sin embargo, su estrellato se desvaneció abruptamente, dejando a sus seguidores con preguntas sobre su repentina desaparición.
Alma Delfina Martínez Ortega, nacida el 5 de noviembre de 1956 en Ciudad Camargo, Chihuahua, se trasladó a la Ciudad de México a los cinco años. Desde muy joven, mostró interés por la actuación, alentada por su hermana Evangelina, quien la llevó al Instituto de Bellas Artes. A pesar de su talento, la presión emocional del ambiente artístico la llevó a alejarse durante un tiempo.
Su carrera despegó cuando fue elegida para el papel de Babi en “Cachun Cachun Ra Ra Ra”, una producción que se convirtió en un fenómeno cultural. La audiencia se identificó con su personaje, una adolescente rebelde y carismática, pero la fama trajo consigo un alto costo personal. Alma enfrentó una tumultuosa relación con el actor Salvador Pineda, marcada por celos y tensiones que casi destruyen su vida personal y profesional. La relación, que comenzó llena de pasión, se tornó tóxica, llevándola a un punto en que sintió que debía dejar a Salvador para recuperar su identidad.
Después de una dolorosa separación, Alma encontró un nuevo camino en su carrera y su vida personal. En 1985, obtuvo un papel protagónico en “Guadalupe”, una telenovela que catapultó su carrera a nuevos niveles de éxito. Durante este tiempo, también conoció a Jaime Garza, pero esa relación también se complicó por la lucha de Jaime con el alcoholismo, lo que llevó a Alma a tomar la difícil decisión de alejarse.
A lo largo de los años, Alma continuó enfrentando altibajos. Su vida dio un giro significativo cuando se mudó a Los Ángeles para estudiar producción cinematográfica y conoció a Michael Smith, con quien se casó en 1992 y tuvo una hija, Natalia. La maternidad transformó sus prioridades, y Alma decidió alejarse del mundo del espectáculo para dedicarse a ser madre.
El regreso de Alma a la actuación llegó en 1999, y desde entonces ha mantenido una carrera sólida, participando en importantes producciones tanto en México como en Estados Unidos. Ahora, a los 64 años, reflexiona sobre su vida con orgullo y satisfacción, reconociendo que ha convertido los desafíos en oportunidades de crecimiento. Alma Delfina se ha reafirmado como un símbolo de resiliencia, no solo por su talento ante las cámaras, sino también por su fortaleza personal y su capacidad para reinventarse. Con un legado que continúa inspirando a nuevas generaciones, su historia es un recordatorio de que, aunque los caminos pueden ser difíciles, siempre hay espacio para el renacer y la esperanza.